viernes, 28 de enero de 2011

El piano - Capítulo III "Recuerdos"

Colgué el móvil y apoye mi frente contra la puerta para cerrar los ojos mientras apretaba fuertemente mis puños clavándome en una de las manos las llaves del coche. Un piano. Estaba segura que sería precioso. Me imaginaba a los dos guardando el secreto ilusionados con entregármelo el día de mi cumpleaños. Un día que ahora jamás olvidare, y no precisamente por recibir un hermoso regalo...

Papá y mamá siempre que podían aprovechaban para hacer un viaje juntos a Londres, ciudad natal de mi padre, donde había pasado su infancia y adolescencia en las calles londinenses. Mi madre siempre decía que papá había vivido experiencias muy difíciles durante su vida, era su forma de zanjar cualquier pregunta que yo hacía para saber algo más, y el nunca quiso contarme nada al respecto. Si en algunas familias había un tema tabú del que no se podía hablar, el nuestro era ese sin lugar a dudas.

Cuando vino a España por trabajo y se enamoró de mamá, dejó todo lo que tenía allí por estar aquí con ella. Siendo un reconocido doctor en Londres, había conseguido fácilmente una plaza fija dentro de su especialidad en uno de los mejores hospitales de la ciudad. Su historia había sido para mí una y otra vez, uno de mis cuentos preferidos para dormir en el que me imaginaba a mi padre como un príncipe azul que lucha por el amor de su amada....

“- Mamá venga porfaaa cuéntame como te conoció papa y que pasó siiii?

- Pero es tarde cariño, debes dormir – contestó María a su hija acariciándole el cabello mientras la arropaba.

- Solo un trocito!! El de las margaritas!!!

- Es la parte que más te gusta verdad? – sonrío y su hija asintió feliz – Está bien!!...a ver...- sentándose en el borde de la cama comenzó a narrar la historia- El día anterior, había visto a tu padre en aquel café donde tanto me gustaba ir después de clase. El, no dejaba de mirarme y sonreírme mientras yo algo avergonzada, le devolvía la mirada y la sonrisa. A la tarde siguiente, llegué, lo tengo que reconocer, esperando volver a verlo allí. Al entrar, miré de reojo donde estaba sentado el día anterior pero no estaba... Tomé asiento donde siempre para leer un poco mientras degustaba mi café. Ya estaba a punto de irme cuando al levantar la mirada ahí estaba él, a pocos metros de mí con un ramo de margaritas sonriéndome...

- Cuéntame, cuéntame mamá porque sabía que te gustaban las margaritas cuéntamelo, cuéntamelo!!! – dijo la pequeña niña mirando a su madre con ojos brillantes.

- Puees.... Porque cuando salí del bar el día anterior, me dirigí a la floristería de al lado y compré un ramillete de margaritas para llevar a casa, así que tu padre, que es muy listo, estuvo en todo momento pendiente de lo que hacía a través de las cristaleras del café... las mismas que le mostró mi imagen al día siguiente y, sin dudarlo, fue a comprarme un ramillete de margaritas para dármelas antes de yo salir de allí.

- Siiii mamá porque papá te quiere mucho a que si mami?

- Claro cielo...y yo a el...y ahora a dormir!!! – se inclinó sobre su hija y le dio un beso en la frente.

- Buenas noches mamá....te quiero...

- Buenas noches cariño...yo también te quiero...”

Las campanas del reloj de pared sonaron y me sacaron a la fuerza del lugar donde mi mente acababa de quedarme estancada. La soledad de nuevo me sonreía con dulzura mientras me acariciaba el pelo y yo me dejaba llevar. Era tan fácil hacerlo...

- No!! – grité con fuerza.

Moví la cabeza como si quisiera despertar de un maldito sueño y abrí la puerta con ganas para cerrarla tras de mí. Me dirigí al coche y, sin pensarlo dos veces, subí y arranqué dando un volantazo para tomar rumbo hacia el conservatorio.

Tenía que seguir con mi vida.Tenía que continuar. Ya me ocuparía de esto. Ahora debía cumplir con mi trabajo que tanto me apasionaba. La música, siempre la música, ella me ayudaría a seguir adelante.

7 comentarios:

  1. Esto se va animando a ver para cunado la siguiente entrega, que presión no? jejeje

    ResponderEliminar
  2. Sinceramente, mola mucho esta historia por fascículos, no he querido irme unos días sin leerla. Por cierto, con tu permiso se lo he recomendado a alguien que aprecio mucho. Besos.

    ResponderEliminar
  3. música salvadora, congratuladora, música para redimirse, para encontrarse, música reveladora, siempre música... me gusta, me gusta!!

    ResponderEliminar
  4. Suena, suena la música en la estancia de siempre...

    Saludos y un abrazo.

    ResponderEliminar
  5. SERGI...me gusta que te guste gracias!!!

    Lengüita nerviosa...es un honor de verdad que lo recomiendes a otra persona!! :D

    raulillo...eres el hombre orquesta siempre con tu música a cuestas que bien que disfrutes con mi historia!!

    señor poeta...un placer como siempre que vengas a mi rincón!! ;))

    ResponderEliminar
  6. Música que envuelve y tal vez, esa impresión he recibido, algo que no termina de estar bien. ¿Música como catarsis, como pasadizo secreto en el que refugiarse o escapar a una realidad no demasiado clara?

    ¿Soy yo o es la música?

    ResponderEliminar
  7. Si...muchas historias contienen la música en su interior...

    ResponderEliminar